lunes, 24 de agosto de 2009

Mientras caminábamos tomados de la mano de nuevo por esos pasillos me sentía diferente, incluso todo se veía diferente. Estefan abrió la puerta a la habitación mostrándome un mundo nuevo y diferente que nunca había visto. Después el abrió la ventana haciendo que los rayos de la luna entraran, caían delicadamente sobre su rostro mostrándome las señales de su dolor, tantos años solo buscando algo. La verdad es que no éramos tan diferentes, todos siempre estamos en busca de amor, dinero o simplemente cariño pero cuando lo encontramos no siempre lo queremos admitir tal vez por miedo a perderlo algún día o tal vez solo pensamos que no somos lo suficientemente buenos para merecerlo. Solo me quede observándolo, mi confusión poco a poco se estaba aclarando pero aun así tenia miedo. Deje a un lado mis problemas y solo me concentre en el, en su dolor en el mismo que yo había sentido por tantos años al no tener lo que quería como una familia, amigos, un novio. De pronto todo desapareció no había ruido en mi mente, diciéndome que estaba bien o que estaba mal. Todo el temor desapareció y solo me deje llevar…


- Perdóname- dije de pronto junto a Estefan que estaba concentrado mirando hacia fuera. El solo me miraba algo asustado por mi reacción.
- Que?
- Yo lo siento. Siento haber sido tan ciega. Tú eres lo que buscaba Estefan.
- Carol por favor no me digas esto. Si luego te arrepientes…
- No. Estoy hablando en serio. Perdóname por no haberme dado cuenta antes. Por haberte hecho sufrir por tanto tiempo. Tu lo sabias y me lo dijiste pero yo no quería ver lo que realmente era. Yo invoque tu dolor, cada noche suspirando por alguien y tú estabas ahí esperándome. Pero ahora lo siento tu amor, mi amor.
- De verdad?- decía Estefan con los ojos iluminados tomando fuertemente mis manos.
- Si. Cuando tú me mordiste. Lo sentí todo, me di cuenta de todo pero me atemoricé. Y ahora toda esta claro.
- Carol, me amas? Lo admites al fin. Si dices que si, yo seré el monstruo mas feliz en el mundo.
- No eres un monstruo. El monstruo fui yo por haberte hecho sufrir. Mi alma te pertenece.
- No. Mi alma es la que te pertenece. Tú la aprisionaste desde el primer momento en que sentí tu existencia.
- Pero…
- Tu alma es tuya Carol. Es la mas hermosa y pura de este mundo. Y la mía te pertenecerá para la eternidad. Puedes hacer con ella lo que quieras siempre y cuando estés a mi lado. – La ternura de aquellas palabras me hacían sentir tan contenta. Nunca me había sentido así, me encantaba. El dedo pulgar de Estefan acariciaba mi rostro con tanta dulzura pero mi cuerpo se estaba desbordando de un amor de locura y de fuego.
- Te amo.

Conteste firmemente, tome su rostro entre mis manos y lo bese impetuosamente, un beso al cual Estefan respondió. Tomo mi cintura y me llevo hasta la cama. Solo éramos los dos en nuestro lecho de amor y pasión. El nudo vivo de dos amantes, boca con boca y pecho contra pecho. Nuestros dedos delirantes vagando sobre nuestros cuerpos hasta desnudar nuestras almas. Mi cuerpo entre sus manos deliraba pues no sabía como un acto tan perfecto podía existir. Su aroma y el mió se convirtieron en uno. Sus labios recorriendo mi cuerpo haciéndome sentir extasiada, ardiente con un fuego dentro de mí que quería salir pero no hallaba la forma. Un grito fue la forma perfecta, Estefan tenia la llave para entrar en mi y llevarme a un mundo donde solo el y yo existimos, donde quería vivir eternamente. Su cuerpo perfecto y delirante era mío, solo mío. Solo yo podía beber de esa fuente que apagaba mi sed. Mi cuerpo se aferraba al suyo, no queriendo escapar de esa pasión que ambos sentíamos. Sabíamos que todo era perfecto pero necesitábamos algo mas, ya no éramos simples humanos que se satisfacían con un simple acto. Necesitaba su sangre y el necesitaba la mía. Era algo extraño pero empecé a recordar muchas cosas. La mirada de Estefan al fin se poso en la mía preguntándome si lo quería. Beso mis labios una vez mas bajando hasta mi cuello y me mordió. Bebió mi sangre y lo que sentimos fue mucho mas, algo inigualable ya que así el podía sentir todo lo que yo sentía en aquel momento tan único, mi primera vez. El rostro de Estefan mostraba una fascinación por todo lo que veía. Mientras yo me regocijaba en un placer infinito el volvió a mi con una gran sonrisa en el rostro.

- Te amo Carol y créeme que esto es tan especial para mí como para ti. Entregarte completamente a mí es la mejor forma de demostrarme cuanto me amas y con lo que vi…
- Solo déjame a mi…- conteste interrumpiendo sus palabras.
- Yo, no.- respondió Estefan pero lo interrumpí con un beso, llegué hasta su cuello y clave mis colmillos en el, bebiendo su sangre para poder ver mas allá de lo que estábamos sintiendo. El dulce sabor de su sangre llenaba mi garganta mientras veía su pasado. Había estado con miles de chicas más antes que mí, lo sabia pero verlo no fue de mi total agrado. Cuando había estado con ellas había sido diferente incluso podía decir aterrador. Había matado algunas mientras otras eran vampiros con experiencia igual que Estefan. Pero lo que sentía en aquel momento, la forma en que me veía y me amaba era tan diferente y única. En verdad me amaba y se sentía feliz que después de tanto tiempo al fin me había entregado completamente a el. Pero después vi…su transformación.
- Estefan, Estefan…- el estaba con tres chicas en una habitación. Tenia diecinueve años y el disfrutaba de su libertad. Nunca se había sentido así y nunca imagino lo que le iba a suceder. Todas ellas lo besaban y disfrutaban de su cuerpo pero una de ellas no resistió mas y lo mordió en una pierna.
- No! Ah! Que haces!- gritaba Estefan adolorido. Las otras dos no resistieron el olor de la sangre fresca y también lo mordieron en el pecho y en la espalda. Mientras Estefan gemía de dolor, ellas absorbían cada gota de su vida hasta matarlo. El dolor que sentía Estefan era infinito y yo también lo estaba sintiendo.
- Aaaah!- gemí de dolor dejando de beber su sangre.
- Carol! Que te sucede?-pregunto Estefan. Las imágenes y el dolor inmediatamente desapareció.
- Estefan!- grite abrazándolo fuertemente.
- Carol! Que viste! Porque gritaste así.
- No, no tiene importancia.- decía acariciando su espalda descubierta que era perfecta, no tenia ninguna mordedura como la que yo tenia.
- No puedes gritar así como así.
- No es mi primer grito en toda la noche.
- Si…pero no es lo mismo.- los ojos de Estefan me miraban dulcemente, era reconfortante su mirada. Toda nuestra pasión se había ido solo dejándonos a los dos desnudos, sonrojados y rozagantes sobre nuestro lecho de amor con las sabanas revueltas. El colchón solo eran plumas y las almohadas habían desaparecido. Un torbellino de pasión y lujuria había pasado por ahí, dejando dos pálidas cabezas despeinadas.
- Que sucedió- pregunté mirando la habitación con incredulidad.
- Un torbellino de pasión arrazo con el lugar. – respondió Estefan entre risas. Se veía algo despeinado pero perfecto y sexy. Suponía que yo me veía igual por la forma en que me miraba.
- Gracias Carol, me has regalado la noche mas maravillosa de mi vida.
- Imagina como serán las demás- respondí con una sonrisa besando su rostro nuevamente.
- Yo se lo que significo para ti. – respondió tomando mi rostro- La primera vez es la mas especial de todas.
- No que vergüenza morí siendo virgen. – conteste apenada.
- Tu alma era pura pero ahora es perfecta.- respondió volviéndome a besar en los labios.
- Y tu eres mió- dije empujándolo de nuevo hacia el colchón o lo que quedaba de el. Hacer el amor se convertiría en mi pasatiempo favorito por la eternidad. Después de pasar no se cuanto tiempo decidimos levantarnos o mejor dicho vestirnos. Estefan había elegido un vestido negro realmente hermoso o podría ser un trapo viejo pero ahora todo lo que veía era perfecto. El como siempre se veía tan guapo pero ahora tenia algo diferente, un brillo en su mirada y su sonrisa era tan perfecta!
- Como hace para verse así de hermosa todos los días? Tiene algo diferente, será porque yo le quite la…
- Estefan!- grite golpeándolo en la cabeza fuertemente con un florero que estaba en la habitación, pero lo único que logre fue romperlo en miles de pedazos. De verdad me sentía avergonzada pero en mi interior sentía, aun podía sentir a Estefan (6)
- Que yo no dije nada!- se defendió entre risas abrazándome por la cintura.
- Si claro. Solo necesito que me aclares una duda…
- Cual?-pregunto confundido.
- Cuanto tiempo ah pasado desde que…
- Desde que…-repitió tratando de hacerse el gracioso.
- Recuerda que tengo que hablar con July.
- Es cierto. Creo que han pasado dos días. No estoy del todo seguro.
- Necesito hablar con ella- dije saliendo de la habitación.
- Espera! Tienes que alimentarte antes, no querrás morderla.
Bajamos al bar para tomar algo antes de ir a buscar a July.

No hay comentarios:

Publicar un comentario